Entre el Consenso y el Desarrollo: La Naturaleza y el Rol de los Grupos Gestores en el Desarrollo Local

¿Alguna vez se ha preguntado cómo una ciudad con tanta carga histórica y presión turística como Antigua Guatemala logra articular proyectos que beneficien tanto al comerciante local como al vecino que camina por sus empedrados? La respuesta no suele estar en una oficina gubernamental aislada, sino en la sinergia de actores que deciden tomar las riendas de su propio destino económico. Aquí es donde entra en juego la figura del Grupo Gestor.

Francamente, hablar de desarrollo local suele sonar a una teoría abstracta de manual universitario. Sin embargo, en la práctica, un Grupo Gestor es un organismo vivo, una plataforma de participación ciudadana que busca dinamizar la economía de un territorio específico a través de la competitividad y la articulación de esfuerzos. Como bien señala Alburquerque (2004), el desarrollo económico local no es un proceso fortuito, sino un proceso político y social que requiere de una institucionalidad capaz de gestionar el conocimiento y los recursos del entorno.

1. ¿Qué es, en esencia, un Grupo Gestor?

Para entenderlo de forma sencilla, imagine un Grupo Gestor como el «motor de búsqueda» de oportunidades para un municipio. No es una ONG asistencialista ni una oficina de gobierno; es una asociación civil, sin fines de lucro, integrada por líderes voluntarios del sector privado, público y sociedad civil. Su misión es clara: identificar qué le falta a la localidad para ser más próspera y gestionar las soluciones.

De hecho, la Red Nacional de Grupos Gestores en Guatemala ha definido estos espacios como instancias de concertación. En otras palabras, son el punto de encuentro donde el dueño de una pequeña cafetería, un académico y un representante institucional se sientan a la misma mesa para discutir cómo mejorar la calidad de vida de todos. No se trata solo de «hacer proyectos», sino de crear una visión común de futuro.

2. La Integración: El valor de la representatividad

Un Grupo Gestor no puede ser un «club de amigos». Si no hay diversidad, no hay legitimidad. La integración de estos grupos es fundamental para que funcionen como un verdadero engranaje. Generalmente, se estructuran bajo una Junta Directiva, pero lo que realmente importa es el origen de sus miembros:

  • El Sector Privado: Es el alma del grupo. Empresarios locales, desde microempresarios hasta grandes inversores, que aportan la visión de mercado y la agilidad operativa.
  • La Academia: Aporta el rigor científico y los datos necesarios para que los proyectos no se basen en corazonadas, sino en diagnósticos reales.
  • La Sociedad Civil: Líderes comunitarios y asociaciones que aseguran que el desarrollo sea inclusivo y respete la identidad cultural.
  • El Sector Público: Aunque el grupo es autónomo, la presencia de actores públicos es vital para la viabilidad técnica y legal de las iniciativas.

Es interesante notar que esta estructura tripartita (o cuatripartita) busca evitar el aislamiento. Según autores como Helmsing (2001), la gobernanza local efectiva depende de la capacidad de estos actores para crear redes de confianza. Sin confianza, el Grupo Gestor es solo un nombre en un papel.

3. El Desafío Ético: Navegar en aguas políticas sin naufragar en la partidocracia

Llegamos al punto más delicado y, quizás, el más incomprendido. Muchos temen que al involucrar a un Grupo Gestor con la municipalidad o el gobierno central, la iniciativa se «contamine». Aquí es donde debemos hacer una distinción académica y práctica crucial entre la «política de desarrollo» y la «política partidista».

La política con «P» mayúscula es el arte de gestionar lo público y buscar el bien común. En este sentido, un Grupo Gestor es un actor profundamente político. Interactúa con alcaldes, ministros y gobernadores porque ellos son quienes tienen la autoridad legal sobre el espacio público. Como argumenta Boisier (2005), el desarrollo territorial es un proceso de descentralización del poder, lo cual es intrínsecamente político.

La realidad de los apoyos externos

En el día a día, ocurre una dinámica muy particular: el Grupo Gestor, al ser un ente legítimo y activo, a menudo atrae la atención de diversos sectores. En ocasiones, se reciben apoyos, recursos o acompañamiento de grupos, fundaciones o individuos que, de forma paralela, poseen sus propias aspiraciones en la política partidista.

¿Significa esto que el Grupo Gestor se convierte en un instrumento electoral? Rotundamente no. Es vital comprender que recibir un apoyo técnico o una alianza estratégica no implica un «apadrinamiento». De hecho, el Grupo Gestor mantiene una muralla infranqueable frente a la influencia partidaria por varias razones:

  1. Institucionalidad sobre Personalismo: El grupo no responde a una figura individual, sino a un plan de desarrollo técnico. Si un actor político decide apoyar una iniciativa, lo hace sumándose a una agenda ciudadana ya establecida, y no al revés.
  2. Transparencia en la Gestión: Al ser un ente técnico-humanizado, cada aporte se canaliza hacia objetivos medibles. Esto evita que el grupo sea utilizado como plataforma de propaganda.
  3. Independencia de Criterio: Muchos expertos coinciden en que la neutralidad partidista es el activo más valioso de un Grupo Gestor. Francamente, si el grupo se viera influenciado por una bandera política, perdería la capacidad de sentar a todos los sectores en la misma mesa al siguiente día de las elecciones.

Como señala Cunill Grau (1997), la participación ciudadana en la gestión pública requiere de una autonomía que impida que lo social sea absorbido por lo estatal o lo partidario. El Grupo Gestor navega estas aguas reconociendo que, aunque los actores políticos cambian cada cuatro años, los problemas y las soluciones de Antigua Guatemala permanecen. Por ello, se acepta la colaboración propositiva, pero se rechaza tajantemente el tutelaje o la manipulación electoral.

4. Funcionamiento: De la idea a la ejecución

¿Cómo operan realmente para mantener esta independencia? Su funcionamiento se basa en ciclos de gestión que suelen seguir este orden:

  1. Diagnóstico: Identificar las brechas de competitividad (¿Falta capacitación? ¿Hay problemas de movilidad?).
  2. Planificación Estratégica: Se priorizan proyectos de alto impacto que trasciendan periodos de gobierno.
  3. Gestión de Recursos: Aquí es donde el grupo «toca puertas» de forma técnica, buscando alianzas público-privadas que sean sostenibles en el tiempo.
  4. Ejecución y Monitoreo: Supervisan que los beneficios lleguen a la comunidad, manteniendo el crédito del éxito en el proceso colectivo y no en un color político específico.

Conclusión: Un compromiso ciudadano innegociable

En conclusión, el Grupo Gestor de Antigua Guatemala no es una entidad burocrática ni un trampolín político. Es el espacio donde la ciudadanía organizada decide que el desarrollo no es algo que se espera, sino algo que se gestiona con madurez. Su éxito depende de su capacidad para dialogar con el poder sin dejarse absorber por él, manteniendo siempre el norte hacia la prosperidad del territorio.

Al final del día, el Grupo Gestor actúa como un «puente» estable sobre un río (la política electoral) que cambia de corriente constantemente. La solidez de ese puente radica en su carácter técnico, su honestidad intelectual y su amor innegociable por la ciudad.


Referencias

  • Alburquerque, F. (2004). El enfoque del desarrollo económico local. Organización Internacional del Trabajo (OIT).
  • Boisier, S. (2005). ¿Hay espacio para el desarrollo local en la globalización? Revista de la CEPAL, (86), 47-62.
  • Cunill Grau, N. (1997). Repensando lo público a través de la sociedad: Nuevas formas de gestión pública y representación social. Nueva Sociedad.
  • Helmsing, A. H. J. (2001). Gobernanza local y desarrollo económico: El papel de las asociaciones público-privadas. Universidad de Los Andes.
  • Red Nacional de Grupos Gestores. (2020). Manual de organización y funciones de los Grupos Gestores de Guatemala. Ediciones RGG.

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