El suelo tembló y con ello se remecieron nuestros corazones. En días recientes, el departamento de Sacatepéquez – en especial la comunidad de Santa María de Jesús – ha vivido momentos de angustia a causa de una serie de eventos sísmicos. La emergencia iniciada el 8 de julio dejó pérdidas humanas y más de un centenar de viviendas dañadas en la región, golpeando especialmente a Sacatepéquez. Varias familias lo perdieron todo y muchas han tenido que pasar la noche a la intemperie o en albergues, con miedo de que la tierra vuelva a estremecerse. Sin embargo, incluso entre las grietas de la tierra y el dolor de la incertidumbre, ha surgido una fuerza poderosa: la resiliencia de un pueblo unido y esperanzado.
En medio del temor, la solidaridad y la valentía de la gente de Santa María de Jesús y sus alrededores se han hecho visibles. Hemos visto vecinos ayudándose mutuamente, compartiendo agua, comida y abrigo con quienes más lo necesitan. Comunidades cercanas, jóvenes organizados y personas de todos los rincones de Guatemala han tendido su mano amiga, enviando víveres y medicamentos para las familias afectadas. A pesar de caminos bloqueados por derrumbes, la ayuda ha encontrado rutas alternativas: se han utilizado puentes aéreos con helicópteros cargados de suministros aportados por pueblos vecinos, e incluso a caballo han llevado ayuda a las áreas más remotas cuando ha sido necesario. Estas muestras de apoyo nos recuerdan que no estamos solos – que cuando uno de nuestros municipios sufre, toda Guatemala sufre y se moviliza, y que la unidad es nuestra mayor fortaleza.

Resiliencia ante la adversidad natural
Guatemala es un país de imponente belleza natural, pero también de constantes retos geográficos. En el corazón de Centroamérica, rodeados de volcanes, barrancos y ríos, convivimos a diario con amenazas naturales. Sismos, erupciones volcánicas, tormentas y sequías forman parte de nuestro paisaje cotidiano, recordándonos la urgencia de fortalecer la resiliencia en nuestras comunidades.
Pero ¿qué significa realmente resiliencia? Más que una palabra de moda, es una cualidad que vive en nosotros. Según CARE Guatemala, resiliencia es “la capacidad de una comunidad para resistir, asimilar y recuperarse de los efectos de las amenazas en forma oportuna y eficiente, preservando o restableciendo sus estructuras básicas, sus funciones y su identidad”.
En otras palabras, es esa habilidad de levantarnos después de la caída, de adaptarnos ante la adversidad y salir adelante sin perder lo que nos hace quienes somos.
Esa resiliencia la vemos reflejada hoy en Santa María de Jesús. No es la primera vez que la tierra nos pone a prueba, y los sacatequeños sabemos bien cómo sobreponernos a situaciones difíciles. Cada temblor nos asustó, sí, pero no logró quebrar nuestro espíritu. Al contrario, forjó un carácter aún más fuerte. Las escenas de familias limpiando escombros de sus hogares dañados, de niños jugando sonrientes en medio de las carpas de ayuda, y de adultos mayores compartiendo palabras de aliento, son prueba de que la esperanza sigue viva en medio del desastre.
Hemos sido sacudidos, pero no derribados. Nuestra comunidad preserva su identidad y valores a pesar de las pérdidas materiales – las casas pueden tener grietas, pero el tejido comunitario permanece sólido.
Ser resilientes implica también aprender de esta experiencia. Como dijo un pensador: “no aprendemos de la experiencia, sino al reflexionar sobre la experiencia”. Es momento de reflexionar sobre lo vivido y reforzar nuestras medidas de prevención y respuesta. Cada familia de Sacatepéquez ahora sabe la importancia de tener un plan ante emergencias, de identificar zonas seguras, de construir con estándares adecuados. La resiliencia no solo se trata de reaccionar, sino de prepararse mejor para el futuro.
Así, lo ocurrido puede ser el inicio de una nueva historia en la que, pese a la magnitud de los fenómenos naturales, se destaquen no las pérdidas sufridas, sino las vidas salvadas y la capacidad de recuperación que demostramos. Podemos reconstruir mejor y más seguros, con la frente en alto, sabiendo que de cada dificultad nace una oportunidad para fortalecernos.
La fuerza de la unidad comunitaria
Si algo nos ha enseñado esta experiencia, es que la unidad comunitaria es tan vital como el agua y el alimento en una emergencia. Desde el primer sismo, los vecinos de Santa María de Jesús se volcaron a cuidar unos de otros. La imagen de una mano tendida al vecino entre paredes resquebrajadas vale más que mil palabras. Juntos somos más fuertes, y en los momentos oscuros la solidaridad ilumina el camino.
En las horas y días posteriores a los temblores, abundaron los ejemplos de ese espíritu fraternal: familias compartiendo sus tortillas y frijoles con quienes lo habían perdido todo, jóvenes organizando colectas de víveres, y hasta desconocidos abriendo las puertas de sus casas para dar refugio a quienes lo necesitaban. Organizaciones locales, parroquias e instituciones educativas también se sumaron al esfuerzo, demostrando que la sociedad civil es un pilar fundamental en la respuesta a desastres.
Incluso comunidades de otros departamentos se hicieron presentes – la tragedia de Santa María de Jesús conmovió a toda la nación. Desde lugares cercanos y lejanos llegaron donaciones: alimentos, agua pura, ropa, medicinas y materiales de construcción. Se ha dicho que “no hay duda de que los chapines siempre demostramos solidaridad”, y una vez más quedó comprobado.
La unidad va más allá de la ayuda física; también significa apoyo emocional. En Santa María de Jesús, los vecinos se consuelan mutuamente ante la ansiedad que dejan los temblores continuos. Las personas se turnan para cuidar a los niños en los albergues, cantan juntos en las noches para ahuyentar el miedo, y comparten oraciones sin distinción de religión, todos pidiendo fuerzas para seguir adelante.
Este acompañamiento emocional y cultural nos sana las heridas invisibles. Saber que alguien está ahí para ti brinda una tranquilidad inmensa. La carga se vuelve más ligera cuando se comparte. Al mantenernos unidos, encontramos sentido incluso en medio del caos.
Creatividad y emprendimiento como herramientas para el futuro
La devastación trae dolor, pero también puede despertar la creatividad dormida y el espíritu emprendedor de una comunidad. Ante la pérdida de viviendas, empleos o cosechas, nuestra gente está encontrando maneras ingeniosas de salir adelante. El ingenio chapín –esa capacidad de improvisar soluciones con pocos recursos– florece cuando más se le necesita.
La creatividad es una luz de esperanza: personas fabricando estufas provisionales con ladrillos caídos, jóvenes ideando sistemas de comunicación vecinal con radios portátiles, familias organizándose para cocinar en colectividad… cada idea nueva, por pequeña que parezca, suma en este proceso de recuperación.
Asimismo, el emprendimiento se perfila como un camino para reconstruir no solo la infraestructura, sino también la economía local. Emprender no significa únicamente crear negocios, sino buscar oportunidades y soluciones en medio de la crisis. Lo importante es no quedarse de brazos cruzados: con visión y esfuerzo, cada quien puede aportar a la revitalización de la comunidad.
Si aprovechamos esa chispa creativa innata, podremos levantar iniciativas que satisfagan las necesidades surgidas tras el desastre y, a la vez, sienten bases más sólidas para el mañana. Tal vez surjan talleres comunitarios para reconstruir muebles, o cooperativas agrícolas con nuevas técnicas. La crisis puede ser el impulso para reinventarnos: aprender nuevas habilidades, diversificar oficios y emprender proyectos colectivos.
El llamado es a innovar y no temer al cambio. Cuando la creatividad se une al deseo de progresar, no hay obstáculo imposible. Como comunidad, apoyemos estas ideas emergentes: compremos local, intercambiemos conocimientos, sumemos cada talento en pro del bien común.
Mantener la esperanza y seguir adelante
Sobrevivir a un desastre natural no es tarea fácil; sanar llevará tiempo, tanto en lo material como en lo emocional. Pero así como amanece cada día tras la noche más oscura, la esperanza siempre vuelve a salir.
Mantener la esperanza es también un homenaje a quienes ya no están con nosotros. Honremos su memoria levantándonos y construyendo un futuro mejor. Cada esfuerzo de reconstrucción, cada niño que vuelve a sonreír en la escuela, será parte del legado de resiliencia que dejaremos.
Este es un llamado a la acción: sigamos trabajando codo a codo, autoridades y comunidad, jóvenes y ancianos, hombro con hombro. Involucrémonos en las decisiones, apoyemos a los más vulnerables, construyamos con visión preventiva.
Santa María de Jesús y todo Sacatepéquez están de pie. Nuestro espíritu es inquebrantable. Esta tierra de gente noble ha enfrentado pruebas durísimas y siempre ha logrado renacer. Hoy no será la excepción.
Con cada ladrillo que coloquemos, con cada gesto solidario y cada idea creativa, estaremos sembrando el futuro que soñamos. Porque lo hemos visto: en la oscuridad brilló la luz de la solidaridad, del ingenio y de la fe. Aprendimos que juntos somos invencibles, que de los escombros se puede florecer. Sacatepéquez es resiliente y Santa María de Jesús resurge con más fuerza – hoy más que nunca, unidos y llenos de esperanza, construiremos un futuro mejor.
CARE Guatemala. (2021). Plan de resiliencia comunitaria. https://care.org.gt
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). (2015). Guía para la estimación de pérdidas y daños por desastres. https://www.cepal.org
Cooperación Suiza en los Andes. (2021). Innovación y resiliencia en contextos rurales. https://www.cooperacionsuiza.pe
Prensa Comunitaria. (2025, julio 9). Santa María de Jesús: comunidades afectadas por los sismos. https://prensacomunitaria.org
SPR Informa. (2025, julio 10). Sismos sacuden Sacatepéquez dejando severos daños en Santa María de Jesús. https://sprinforma.mx
UNDRR – Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres. (2022). Marco de Sendai para la reducción del riesgo de desastres 2015-2030. https://www.undrr.org
Banco Interamericano de Desarrollo (BID). (2020). La resiliencia como política pública en América Latina. https://blogs.iadb.org